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Desde La Luna

Esperando un barco (II)

Decidió bajar al pueblo a descansar y regresar al acantilado por la mañana. Mientras bajaba la carretera, se fijó en una pequeña cala, casi oculta entre las rocas. Encontró el camino que descendía hasta la playa, y cuando llegó le agradó ver que no había nadie; sólo una muchacha sentada en la arena. A su lado, de pie, una gran maleta de piel marrón, rodeada por un surco de arena que servía de soporte. Se sentó a su lado; ella ni siquiera le miró. Su vista estaba fija en el horizonte. No parecía tener interés en hablar; tal vez no tuviera interés en nada salvo el mar. Lucas la observó durante unos minutos, atraído por la serenidad de aquel rostro. Intrigado por saber de qué color serían sus ojos, se decidió a preguntar:

- ¿qué haces aquí?
- Estoy esperando un barco - Respondió ella, sin girarse.

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