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Desde La Luna

Los libros, el libro

Han pasado nueve años desde la última vez que te vi. Fue en una feria de libros, pero no recuerdo en cual. Sí recuerdo que comenzaba el verano, porque estaba casi eufórico y el aire tenía ese olor que nace de las plantas cuando les da el sol.

Llevábamos unos días sin llamarnos. Yo salía de trabajar y di una vuelta por la feria, buscando algo que regalarte. Todos los libros me recordaban a tí, pero no me decidía por ninguno. De pronto te vi en la caseta donde te conocí. Llevabas una camisa de gasa y el pelo apenas recogido con unas horquillas. Sonreí de un lado a otro de la cara, con un gesto que se me antojó bobo cuando vi tu expresión. Te quedaste quieta, casi asustada. Cuando intentaste devolver la sonrisa, sólo salió una mueca. Te volviste hacia la señora Antonia, sentada en una esquina del puesto, y ella me miró con algo que podía ser sorna, compasión o una mezcla de las dos cosas.

Te dije que andaba buscando un libro, y mientras hablaba tú tratabas de prestar atención sin conseguirlo porque tu mirada, tan fija, parecía ver a través de mí. Quedamos en vernos después del cierre de la caseta en una terraza cercana. Seguí buscando un libro para tí, hasta que di con uno enorme lleno de fotografías. Al menos sirvió para entretenerme durante las dos horas que te esperé; cuando llegué a la última fotografía, lo cerré de un golpe y lo dejé encima de la mesa, bajo la propina para el camarero.

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