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Desde La Luna

Libertad

Sentada en un pupitre, adivina el recorte de la lluvia en la ventana. Escucha fascinada la música del agua en las aceras.

Fuera hay un mundo en el que está a veces. Está cuando la voz dulce de su madre, cuando el arrullo de su padre. Cuando otros niños juegan y son piratas, hadas, fantasmas. Le gustan las risas, las canciones, los abrazos. Que alguien invente historias sólo para ella. Saltar en los charcos sin preocuparse del barro. La verdad es que le gusta mucho el barro.

No está cuando hay pelea, cuando las noticias, cuando son cosas de mayores. Le fastidia preguntar y que le expliquen “que ya lo entenderás cuando seas grande”.

Tiene sólo diez años, y aun puede decidir cuál es su mundo.

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