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Desde La Luna

Paréntesis en la ficción

Parece que nada nos conmueve. Gastamos las palabras hablando de temas que no conocemos. Ayer Pilar nos recordó que el Congreso es un instrumento del pueblo y para el pueblo. El pueblo es soberano, y su voz debe escucharse. La política no es el fin, sino el medio; el fin somos los ciudadanos. Estamos perdiendo la capacidad de hablar de persona a persona, de experiencia vital a experiencia vital; todo tiene un signo y un color. Desprestigiamos a alguien cuando conocemos su filiación política, como si el hecho de tener una ideología invalidara al resto de la persona. Algunos creen que el duelo por un hijo es menos doloroso según de qué partido. Es el efecto del prejuicio, que nos hace categorizar a las personas en función de un solo rasgo, ya sea de tipo racial, ideológico o respecto a su clase social.

Los medios de comunicación nos "informan" sobre la vida pública como si fuese una crónica deportivo, en la que se apuntan tantos uno y otro equipo. Ni siquiera la literatura está libre, porque unos y otros periódicos promocionan o ningunean a los escritores en función de su supuesto color.

Gracias, Pilar, por devolvernos la voz. Vaya nuestro grito para todos los que la perdieron aquel terrible día, y que ese grito ensordezca a todos los que antes de llorar preguntan de qué color eran su piel y su voto.

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1 comentario

Matilde -

Así sea.